Vacuna contra COVID-19 en pacientes con enfermedades renales
Las enfermedades renales y el COVID-19 no son una buena combinación.
A partir del surgimiento del Coronavirus, los pacientes diagnosticados con enfermedades renales, ya sea que se encuentren bajo tratamiento de diálisis, hemodiálisis o en espera de un trasplante de riñón, tienen un riesgo desproporcionadamente alto de hospitalización por COVID-19.
Enfermedades renales y COVID-19
A casi un año del lanzamiento de las vacunas contra el COVID-19, aún hay muchas personas que desconfían de la eficacia. Sobre todo, de los riesgos y reacciones secundarias que pueden tener estas vacunas, y aún más, en personas con enfermedades crónicas e incluso terminales.
Con las nuevas cepas que continúan apareciendo alrededor del mundo, este cuestionamiento sobre la aplicación de la vacuna vuelve a convertirse en un tema importante. Las vacunas para prevenir la enfermedad por Coronavirus siguen siendo la mejor esperanza para terminar con la pandemia. Sin embargo, mientras la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) siga aprobando o autorizando el uso de las vacunas, es probable que los pacientes tengan preguntas.
La mayoría de los médicos concuerdan en que los beneficios de recibir la vacuna contra el COVID-19 en pacientes diagnosticados con enfermedades renales en cualquier etapa, incluyendo a aquellos en tratamientos de hemodiálisis y a aquellos que han recibido trasplantes renales, son mucho mayores que la posibilidad de sufrir complicaciones serias por el virus, más que por la vacuna.
Los pacientes en tratamientos de diálisis o hemodiálisis que contraen COVID-19 se encuentran en un riesgo mayor de mortalidad a corto plazo, probablemente un 20% más alto que el resto de la población.
Vacunación en pacientes con enfermedades renales
La Asociación Americana de Nefrología, la Sociedad Americana de Trasplantes y la National Kidney Foundation recomiendan a las personas con enfermedades o trasplantes renales que se vacunen contra COVID-19.
Las vacunas son una de las herramientas más efectivas para proteger la salud y prevenir la enfermedad. Las vacunas trabajan junto con las defensas naturales del cuerpo, dándole las armas para luchar contra el virus tras ser expuestos a él (también llamado inmunidad).
Los estudios demuestran que las vacunas contra COVID-19 son sumamente efectivas para prevenir la enfermedad de COVID-19. Los expertos también opinan que la vacuna puede disminuir el riesgo de enfermedad seria y hospitalizaciones.
Apegarse a los hechos, no a los mitos
- Vacunarse contra COVID-19 no provocará que se contraiga la enfermedad.
- La inmunidad natural que se obtiene tras padecer la enfermedad de COVID-19 puede no durar mucho tiempo, por lo que se recomienda la vacunación, aun cuando ya se haya padecido la enfermedad.
- Ninguna de las vacunas que se administran en México y en los Estados Unidos cambian o alteran el DNA de los pacientes.
Si bien las enfermedades renales no ponen a los pacientes en mayor riesgo de contraer el COVID-19, sí pone a los pacientes en riesgo de resultados más severos, como la disminución de la función renal durante la infección.
Aunque no se sabe exactamente por qué los pacientes con enfermedades renales corren un mayor riesgo de contraer COVID-19 grave, se puede pensar que muchos de estos pacientes son típicamente mayores y padecen otras enfermedades crónicas, como la diabetes, que son factores de riesgo para el COVID-19 grave. Además, estos pacientes pueden tener un sistema inmunológico débil.
Los receptores de trasplantes de riñón también corren el riesgo de sufrir resultados más graves, ya que suelen tener enfermedades subyacentes, que son aquellas que los llevaron a padecer una enfermedad renal en un principio, por lo que tienen un riesgo alto de infecciones graves.
¿Cómo afecta el COVID-19 a los riñones con enfermedades renales?
Aproximadamente una de cada tres personas que ingresan al hospital por COVID-19 desarrollará una Lesión Renal Aguda (LRA), una disminución repentina de la función renal, incluso si nunca han tenido una enfermedad renal. Esta tasa de lesiones aumenta a más de la mitad para aquellos que se enferman gravemente y necesitan cuidados intensivos. En la mayoría de los casos, estos pacientes necesitarán diálisis o hemodiálisis de emergencia.
Aunque aún no se sabe por qué el COVID-19 tiende a afectar la función renal, los científicos han señalado algunas causas probables:
- La estructura del riñón: una de las razones por las que el coronavirus es tan contagioso, es por que los picos del virus son la forma en la que el virus se adhiere a las células anfitrionas. El SARS-CoV-2 tiene picos que forman un fuerte vínculo con un receptor llamado ACE2, que es abundante en todo el cuerpo humano, incluyendo los riñones.
- Coagulación de la sangre: los riñones son un filtro que ayuda a eliminar los desechos y el exceso de líquido del cuerpo. Las biopsias de riñón realizadas en pacientes con COVID-19 han demostrado que en algunos casos se forman pequeños coágulos de sangre. Estos coágulos pueden afectar el buen funcionamiento de los riñones.
- Inflamación extrema: la inflamación se produce cuando una célula ha sido dañada. El cuerpo envía moléculas y proteínas para ayudar a su curación, sin embargo, la reacción puede llegar a ser extrema y la inflamación puede dañar la respuesta del sistema inmunológico en lugar de promoverla.
Opciones de tratamiento para pacientes de COVID-19 con lesión renal
Las opciones actuales no suelen tratar las lesiones renales, especialmente al principio. En la fase temprana de la infección, los tratamientos se dirigen al virus, administrando medicamentos antivirales aprobados para su uso en COVID-19.
Desafortunadamente, los estudios que se han hecho para aprobar estos medicamentos no incluyeron a pacientes con enfermedad renal avanzada, diálisis o hemodiálisis. En la última etapa de la infección se pueden usar tratamientos inmunodepresores, como esteroides, para prevenir la respuesta inmunológica hiperactiva del COVID-19. Estos tratamientos mejoran la sobrevivencia, pero no se sabe si mejoran la función renal. Cuando los pacientes desarrollas una enfermedad renal severa durante el COVID-19, se usan cuidados de apoyo y diálisis para ayudarlos a sobrevivir.
Los efectos a largo plazo del COVID-19 en los riñones
Estos efectos son aún desconocidos. Muchos nefrólogos han externado su preocupación de que pueda haber efectos a largo plazo en la función renal o que los pacientes con enfermedades renales crónicas puedan experimentar un retroceso o bien, que aquellos pacientes que no tenían enfermedades renales, lleguen a desarrollarlas. Sin embargo, aún se necesita investigación adicional para estudiar los efectos del COVID-19 en los indicadores renales y determinar si los pacientes realmente experimentan complicaciones renales a largo plazo a causa de esta enfermedad.
Recomendaciones adicionales para pacientes con enfermedades renales
Siga todas las indicaciones hechas por las autoridades para prevenir contagios por COVID-19:
- Minimizar el riesgo de exposición. Evite en la medida de lo posible las multitudes y practique el distanciamiento social. Asegúrese de cumplir con todas las indicaciones del gobierno local sobre el uso de material personal de protección y confinamiento.
- Procure el uso de materiales de protección. Limpie sus manos, cubra su boca al toser o estornudar, y cumpla con las recomendaciones de utilizar cubrebocas para reducir el riesgo de contagio.
- Proteja a las poblaciones en riesgo. Algunos grupos de personas tienen un riesgo más alto de desarrollar una enfermedad grave por COVID-19. Para mantener a nuestras familias y comunidades a salvo, es importante seguir las recomendaciones para proteger a los adultos mayores, a las personas con comorbilidades, personas en situación de calle o hacinamiento, personal de salud y otras profesiones de riesgo.
En SERME, también cuidamos de la salud de nuestros pacientes durante su tratamiento, pregunta por la hemodiálisis precio en nuestro chat, redes sociales o acude a alguna de nuestras clínicas.
Fuente: kidney.org